Julio ramón Ribeyro
En Miraflores, en la calle 28 de julio un joven escritor estaba terminando su novela en el segundo piso de su casa, de pronto en la azotea del frente contigua a su dormitorio donde escribía, se escucho este ruido: miaaaaaaaaaaauuu, un gato estaba maullando y lo estaba fastidiando porque no podría concentrarse, salió por la ventana y le dijo: ya gato calla, se quedo callado por un pequeño momento, pero después de cinco minutos volvió a fastidiar, y así estuvo como cinco horas tratando de callar al gato, pero el gato no se callaba.
10 años después, en París un joven trabajaba en la agencia AFP, como periodista, vivía muy bien, le alcanzaba para comprar todo lo que necesitaba. Y además, ya había sido publicada su novela a pesar del gato.
Regresando en el tiempo, el tenía sobre su escritorio un pisa papel heredada de su abuela, que le había regalado, en la desesperación, el tomo el pisa papel y le tiro al gato que sospechaba que estaba detrás de la maseta, al día siguiente le pido permiso a su vecina, diciendo: bueno señora ayer me estaba fastidiando un gato así que le tiré mi pisa papel. Así que fue tras el pisa papel durante 6 horas de busca y nunca lo encontró.
De regreso a París, como el escritor era aficionado a las antigüedades, un día llego a una de esas tiendas de antigüedades, y estaba revisando ahí, y ¡ohhh¡ sorpresa encontró su pisa papel, no puede ser se dijo, es idéntico al mío, así que le pregunta al dueño que hace esto aquí, y el dueño le dijo usted lo tiro.
En Miraflores, en la calle 28 de julio un joven escritor estaba terminando su novela en el segundo piso de su casa, de pronto en la azotea del frente contigua a su dormitorio donde escribía, se escucho este ruido: miaaaaaaaaaaauuu, un gato estaba maullando y lo estaba fastidiando porque no podría concentrarse, salió por la ventana y le dijo: ya gato calla, se quedo callado por un pequeño momento, pero después de cinco minutos volvió a fastidiar, y así estuvo como cinco horas tratando de callar al gato, pero el gato no se callaba.
10 años después, en París un joven trabajaba en la agencia AFP, como periodista, vivía muy bien, le alcanzaba para comprar todo lo que necesitaba. Y además, ya había sido publicada su novela a pesar del gato.
Regresando en el tiempo, el tenía sobre su escritorio un pisa papel heredada de su abuela, que le había regalado, en la desesperación, el tomo el pisa papel y le tiro al gato que sospechaba que estaba detrás de la maseta, al día siguiente le pido permiso a su vecina, diciendo: bueno señora ayer me estaba fastidiando un gato así que le tiré mi pisa papel. Así que fue tras el pisa papel durante 6 horas de busca y nunca lo encontró.
De regreso a París, como el escritor era aficionado a las antigüedades, un día llego a una de esas tiendas de antigüedades, y estaba revisando ahí, y ¡ohhh¡ sorpresa encontró su pisa papel, no puede ser se dijo, es idéntico al mío, así que le pregunta al dueño que hace esto aquí, y el dueño le dijo usted lo tiro.
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